Sábado 22 de julio de 2006, por Cronopio
El Capullo – la Sabi para los amigos, parientes y para todos los que tienen el privilegio de conocerla- es y será, ¿cómo no?, un personaje esencial de este espacio cuya vocación es, entre otras cosas, reflejar y compartir esta historia de amor de la que ella es una de las protagonistas principales: la historia de los Olivares Palma
Pero como muchos de Uds. saben, la Sabi no es solo una maravillosa compañera sino también una apasionada profesional del Internet. Que con su “savoir faire” y su entusiasmo, nos permite darle a partir de hoy una nueva dimensión a nuestro bulín virtual que esperamos sea cada vez más ágil, más participativo, más acogedor, más a la medida del cariño que nos une a la distancia.
Esa distancia –a menudo física, raras veces afectiva- que es como uno de los sellos que ha marcado desde siempre mi relación con el resto de la tribu.
Es por ello, Capullo querido, que te agradezco doblemente este regalo que me permitirá decir más a menudo y con más facilidad todo lo que quiero y debo decirle a tanta gente querida. Que me permitirá compartir mejor la infinita riqueza que me han aportado tantos seres encontrados a lo largo de mis aventuras chilenas y francesas. Tantas vivencias que nunca pensé tener, tantos oficios insospechados, tantas oportunidades.
Obviamente, como ya lo he dicho en más de una oportunidad, lo que aquí yo escriba es solo mi visión, mi opinión, mis experiencias. No es “la” verdad sobre nada. Es apenas mi verdad y, obviamente, me encantaría cotejarla con la de todos Uds.
¡Ojo! No se tratará siempre ni únicamente de hablar de “graaaaaaaaaaandes verdades”. Que también las habrá. Todo lo nuestro cuenta e importa. Como decía Silvio Rodríguez “es importante desde un niño hasta el largo de un vestido”.
Tú ya lo sabes. Este espacio es también tuyo. Aprovechémoslo pues. Será de hecho la mejor manera de agradecer el gran trabajo que nos ha regalado la Sabi, mi Capullo de amor.