Hijos de
Gladys y
Reinaldo, los
Olivares Palma somos una media docena de seres muy queridos con los que, desde 1959, tengo una relación que casi siempre ha mezclado distancia y cercanía. Distancia porque –a la diferencia de mis padres y hermanos que siguen viviendo en
La Calera y sus alrededores- me fui del pueblo una primera vez a los 9 años de edad y, definitivamente, a los 15 años. Cercanía, porque el cariño siempre ha estado presente. Incluso en los momentos en que por razones propias y ajenas, la comunicación era escasa y difícil. He aqui mi mirada, a distancia, de la historia de los Olivares Palma y una cronología de esta querida aventura familiar.
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